Seguimos aprendiendo: 7 nuevas lecciones de nuestra terapia de pareja
Un año de terapia juntos: intenso, revelador y lleno de aprendizajes (segunda parte)
En la newsletter anterior te compartíamos 7 de nuestros aprendizajes en terapia de pareja basada en Internal Family Systems (IFS). Hoy te traemos 7 más. Hay mucho, mucho más, pero esto es lo que más integrado tenemos y lo que más cambios ha traído a nuestra vida diaria. Estamos inmensamente agradecidos por habernos encontrado con esta terapia. De todo cuanto hemos probado a lo largo de los años, es lo que más claridad, responsabilidad y liderazgo interior nos ha traído.
Ahí van los 7 aprendizajes:
1.
Paciencia. El trabajo de sanación puede durar toda una vida. Pero eso no significa que no vayamos a ver cambios positivos en poco tiempo. De hecho, puedes verlo como una oportunidad de crecimiento infinito. Tu relación contigo mismo y con el otro va mejorando poco a poco, pero no termina de ser "perfecta" nunca. Igual que tú mismo no terminas de serlo nunca. Y eso es natural, normal y bonito. ¿Qué haríamos con una persona perfecta en una relación perfecta?
En IFS trabajamos liberando cargas del pasado y trayendo al presente los dones y talentos que habían bloqueado. Sin embargo, las cargas que son más pesadas y centrales a nuestra esencia y de las que creíamos haberlos liberado definitivamente parece que vuelven. Pero siempre lo hacen de otra forma, desvelándonos aspectos de nosotros mismos que ni siquiera sabíamos que existían. Y con cada vuelta que da la espiral, subimos un poquito hacia arriba, hacia una perspectiva más consciente, ecuánime y amorosa de nosotros mismos y del otro.
2.
¿Somos realmente conscientes de nuestras necesidades, de lo que queremos del otro? Porque muchas veces no lo somos. Otras veces lo somos, pero no lo hacemos explícito. ¿Cómo va a saber el otro lo que necesitas o deseas si no se lo dices? Recuerda que tenemos mapas distintos de la realidad. Lo que para uno parece muy evidente, puede no serlo en absoluto para el otro.
Una vez la otra persona sabe lo que queremos, puede aceptar o negarse, o negociar con nosotros otra manera de satisfacer esa necesidad, respetando sus propias necesidades y límites. Decir las cosas nunca había sido tan fácil y bonito.
3.
Reflejar y validar. Parece fácil, pero en la práctica no lo es. Cuando el otro nos comparte cómo se siente, en muchos de nosotros surge el Solucionador interno intentando ofrecer estrategias para que la otra persona esté mejor. A menudo esto no es lo que necesita la otra persona. A lo mejor puedes recordar alguna vez que te han dado consejos que no has pedido, con muy buena intención, cuando solo querías un oído atento y comprensivo.
Pues, mira, aunque los dos hemos estado en un lado y en el otro de esa ecuación, los dos tenemos Solucionadores que se olvidan de lo bien que se siente cuando simplemente te escuchan.
Y si además de escuchar, te reflejan lo que has compartido ("¿Quieres decir que cuando pasa X tú te sientes Y?") y lo validan ("Tiene mucho sentido que te sientas así, claro"), es increíble. Sentirse comprendido quizá sea uno de los deseos más poderosos y más insatisfechos del ser humano hoy en día. Ofrezcámonos el regalo de la curiosidad y la comprensión.
4.
Consentimiento, esa palabra de moda que no hemos acabado de entender lo que significa. No se aplica solo al sexo, qué va. Es muy liberador cuando nos piden consentimiento para compartir emociones, porque de repente ya no somos vertederos donde el otro echa su "basura emocional" sin pensar en las consecuencias, sino recipientes dispuestos (o no) a recibir (y reflejar y validar).
"Estoy muy frustrada hoy, ¿te viene bien escucharme mientras me quejo un rato?". La otra persona puede decir que no, claro que sí, pero las probabilidades de que diga que sí cuando lo enmarcamos de esa manera respetuosa son mucho más altas, y ambos nos sentimos más unidos cuando lo hacemos con esa consciencia. Y si no estamos en disposición de escuchar, lo mejor que podemos hacer es respetarnos. Lo último que quiere el otro (si de verdad nos quiere) es que nos sintamos forzados a hacer algo que realmente no queremos hacer.
También es muy importante pedir consentimiento para tratar los conflictos que han surgido en la pareja. "¿Estás dispuesto a escuchar cómo ha sido esto para mí?" O mejor aún si podemos ofrecerle nuestra curiosidad y compasión al otro: "¿Te gustaría compartirme cómo te has sentido?" No hay que forzar ni adelantarse a cuando realmente estamos listos, en nuestro centro y con genuina curiosidad y deseo de entender al otro. Si se fuerza, la otra persona percibe que no estamos genuinamente presentes y caemos en el remolino del conflicto otra vez.
5.
Lo que te haces a ti mismo le haces al otro (y viceversa), probablemente sin darte cuenta. En la pareja se reproducen muchas mecánicas que tienen lugar en nuestro interior. Seguro que has oído alguna vez que las personas que más juzgan al otro son las que más se juzgan a sí mismas. Pues eso mismo.
Cuando conoces en profundidad a tu Crítico Interior y te haces amigo de él… (Sí, es posible, aunque ahora te parezca un disparate), ese Crítico Interior que tanto se fijaba en cómo el otro hacía o dejaba de hacer las cosas, se relaja tanto contigo como con los demás. En lugar del juicio, surgen la curiosidad y la compasión. El deseo de entender mejor al otro y la compasión que te suscita saber que sus acciones dañinas son intentos torpes para encontrar el bienestar: exactamente igual que tú.
6.
Curiosidad y compasión. Hemos repetido varias veces estas palabras en esta carta y en la anterior. Son la llave maestra que nos abre la puerta a nuestra interioridad y a la del otro. Son lo que hace que nuestro sistema se relaje y nos permita conocerlo, aliviar sus cargas e implementar nuevas estrategias más acordes a la persona adulta y capaz que somos ahora. Son dos de las virtudes más puras que nos ofrece nuestro Ser, nuestro "yo" auténtico.
La curiosidad puede ser la virtud más fácil de acceder, y una vez tenemos un poco de curiosidad, todo lo demás fluye y entran en nosotros la compasión, la calma, la conexión, la creatividad, el coraje… Empieza por interesarte simplemente en eso que sientes o siente el otro: "Me pregunto por qué se sentirá así" "¿Qué le habrá pasado?" "¿De dónde vendrá?" "¿Cómo será para él/ella?"
7.
No podemos cambiar al otro, pero sí podemos aceptarlo y comprenderlo, y esto en esencia tiene el mismo efecto.
Muchas veces cuando queremos cambiar al otro, hay un Crítico Interior en nosotros que está exigiendo que el otro sea diferente para que nosotros sintamos que todo va bien. Pero ¿y si yo ya pudiera sentirme bien? ¿Y si me diera a mí mismo/a eso que espero del otro? ¿Y si expresara con honestidad mis necesidades y deseos? ¿Y si tuviera expectativas más realistas de lo que es una relación de pareja?
Quizá descubramos que algunos de esos "innegociables" que tenemos en la pareja no son otra cosa que necesidades que no nos estábamos dando nosotros mismos. O que podríamos conseguir relacionándonos con otras personas y dejando de pretender que una única personita sea "el todo" de nuestra vida.
Y vamos a ver que cuanto más aceptación hay hacia nosotros mismos, cuanto más conozcamos nuestros patrones ansiosos, adictivos, evitativos, dependientes… menos vamos a juzgar al otro por no ser perfecto tampoco. Nuestro Crítico se relaja en las dos direcciones. Y eso es uno de los milagros más bonitos que hemos vivido y que continuamos viviendo.
Estamos empezando a plantearnos ofrecer algo especial por aquí. Llevamos un par de años estudiando y uno recibiendo terapia de Internal Family Systems (IFS), además de otras modalidades que tienen que ver con lo más energético y sutil. IFS ha sido la terapia que más nos ha transformado, sin ninguna duda, con todo lo que os hemos compartido en estas dos últimas cartas y en algunas otras, y solo desearíamos haber empezado mucho antes.
Nos hemos lanzado a probar un programa de trabajo interior inspirado en IFS con algunos amigos, y por ahora el resultado está siendo súper bonito. Acompañar a otras personas se está dando de forma fácil y con mucho disfrute, y por eso sabemos que es por ahí. Estamos aún terminando de proyectar esta idea, dándole el mimo que se merece, y por eso vamos a dedicarle aún unos meses antes de presentaros el programa oficialmente.
Nuestro propósito es la regeneración, y la regeneración no tiene que ver solo con los ecosistemas. La regeneración, de hecho, no tiene sentido si no trabajamos con las personas. Con cómo nos relacionamos con nuestras parejas, en nuestras comunidades, con la sociedad… pero sobre todo cómo nos relacionamos interiormente.
Nuestros pilares: el cuidado de la Tierra y la soberanía alimentaria con agricultura sintrópica, la vida en comunidad y con un proyecto regenerativo conjunto, festejar los logros y celebrar la vida, y, cómo no, transformarnos y regenerarnos a nosotros mismos continuamente: el cuidado de las personas, que también la permacultura pone en el centro.
Gracias por leernos. Con muchas ganas de seguir compartiéndoos nuestros aprendizajes en este camino,
Marta y Andreu
Me ha encantado leerte, súper revelador, mil gracias 🤍