Esta newsletter forma parte de la iniciativa “Cartas para un Mundo Mejor”, una cadena de artículos que responden a la pregunta “¿Qué cambio personal has hecho que crees que podría beneficiar al mundo si todos lo adoptaran?”.
Es un poco pretencioso, como señala
, pretender que un cambio personal aplicado a todo el mundo sea de beneficio universal. Cada persona se encuentra en un momento diferente en su crecimiento, y aplicar indiscriminadamente las soluciones (hábitos, perspectivas, herramientas) de otros no solo no le servirá sino que incluso puede resultar dañino.(Por ejemplo, una persona demasiado entregada a los demás puede tomar las exhortaciones de la religión a ser generosos como confirmación de que debe ignorar sus propias necesidades; una persona egocéntrica puede entender el autocuidado como la confirmación de que debe mirar más (aun) por sí misma).
Por eso hemos pensado mucho esta carta, tratando de dar con algo a la vez suficientemente preciso como para que se pudiera usar de forma práctica y suficientemente generalizado como para que cualquiera lo pueda usar en su vida. Algo que nos sirve a nosotros y que nos seguirá sirviendo siempre.
Creemos que ese algo es la disposición a aprender.
Nos gusta la frase "Uno no deja de aprender cuando envejece, sino que envejece cuando deja de aprender”.
La vida está constantemente proponiéndonos aprendizajes, lanzándonos retos, poniéndonos a prueba.
Cuando decidimos por el nombre de nuestro proyecto, Permaprendices, nos copiamos descaradamente del canal de Permacultura Holística (buenísimo, por cierto; si os interesa la permacultura tenéis que seguirlo). Martín siempre se refiere a sí mismo como "permaprendiz" en vez de "permacultor" porque la permacultura es un campo tan vasto y complejo que declararse experto en ella es un poco osado.
Otro motivo por el que escogimos este nombre es que aspiramos a estar siempre aprendiendo. No solo sobre esta y aquella materia o habilidad práctica, sino sobre todo de la vida y de nosotros mismos. Aprendices permanentes.
No es nada fácil; la disposición a aprender solo podemos manifestarla cuando las cosas no son fáciles.
Cada vez que estamos fuera de nuestra zona de confort, que nos sentimos abrumados, que nos frustramos con cosas que no salen como queremos, que buscamos cambiar al otro… La invitación que nos hace la vida es que aprovechemos la experiencia para aprender. Tolerancia, flexibilidad, generosidad, compasión, disciplina…
Virtudes que no nos llueven como los caramelos que tiran los Reyes Magos en la cabalgata (perdonad la metáfora navideña en agosto, tenemos un poco de morriña de casa), sino que tenemos que ir a buscarlas, aprovechando las situaciones incómodas de las que naturalmente queremos zafarnos.
Un ejemplo un tanto extremo es el de un lama que viajaba siempre en compañía de un cocinero mezquino, cruel y pendenciero, que robaba comida de los monasterios en los que entraban, se emborrachaba y andaba siempre buscando bulla. Cuando los discípulos del lama le preguntaban por qué toleraba a un individuo como aquel, que no tenía una sola virtud positiva, el lama les respondía que su compañero era su mejor maestro para el desarrollo de la paciencia.
No hace falta ser como aquel lama y ponernos la vida en difícil, porque para la mayor parte de la humanidad la vida ya es difícil. En nuestro día a día ya hay sufrimiento bastante como para además ir a buscarlo.
La invitación es no dejarnos hundir por ese sufrimiento y reconocer la oportunidad que encierra. Mirar dentro, hacernos preguntas, reconocer nuestros patrones. ¿Por qué se repite una y otra vez la misma situación en mi vida? ¿Qué está queriendo enseñarme? ¿Qué cambio me está invitando a hacer?
Robert Falconer, un terapeuta de IFS fabuloso y una gran inspiración para nosotros, dice: "La única diferencia entre un escalón y un obstáculo es tu actitud hacia él".
Otro gran maestro, el lama Rinchen (otro lama, no el del cocinero intratable), nos exhorta a hacer lo mismo: "Pase lo que pase, tú tienes que ganar".
Es una frase que parece sacada de un manual de cómo hacerse rico en tres pasos, pero que en realidad contiene uno de los consejos más transformadores del budismo. "Ganar", desde la perspectiva espiritual, significa acercarnos a la felicidad genuina, que no tiene nada que ver con posesiones materiales, la consecución de nuestras metas ni la acumulación de experiencias. La felicidad genuina se basa en vivir una buena vida a base de cultivar la virtud y la sabiduría.
Por poner un ejemplo personal, nosotros, de vez en cuando, tenemos "algún que otro" enfado. Aunque no son enfados explosivos, porque no somos de pegarnos gritos, no son agradables ni fáciles. Sin embargo, casi siempre son transformadores. Cuando nos enfadamos el uno con el otro, obcecados en nuestra perspectiva de las cosas, creemos que estamos perfectamente justificados y nos volvemos rígidos, impermeables a la otra persona. Totalmente cerrados a la Realidad que nos trasciende a los dos.
"Pase lo que pase, tú tienes que ganar".
Cuando salimos de detrás de nuestras barricadas, enarbolando la compasión y la curiosidad como bandera, nos damos cuenta de que el otro no es un enemigo y que, de hecho, nos está ayudando a descubrir nuestro territorio interior. Nos está ayudando a aprender.
Aprender paciencia cuando el otro no actúa como nosotros esperamos de él/ella. Aprender compasión cuando dejamos de mirarnos el ombligo y entendemos que también el otro sufre. Aprender asertividad cuando no nos atrevemos a decir algo que tiene que ser dicho, un límite tiene que ser trazado.
¿Reconoces alguna situación en tu vida que te genere sufrimiento? ¿De qué manera puede ayudarte a aprender?
Las lecciones son diferentes para cada uno de nosotros, pero a todos se nos pide lo mismo: que estemos dispuestos a aprender. En el proceso llegaremos, por caminos parecidos o muy distintos, a un mundo mejor.
Gracias por leernos,
Andreu y Marta
Tolerar la incomodidad
Lo habíamos dejado todo para conocer comunidades, y aunque esa no era la idea que teníamos de comunidad, nos ha enseñado mucho, sobre todo de aquello que no sabíamos que teníamos que aprender.
Cartas publicadas hasta el momento:
Carta #1 para un Mundo Mejor de Mario Acevedo Aguilar
Rechazar activamente las tendencias que no benefician al mundo
Carta #2 para un Mundo Mejor de Christopher Lopez
Poniendo ejemplo
Carta #3 para un Mundo Mejor de Reina
Dejar (lo más posible) el ego de lado y no tomar las cosas personalmente
Carta #4 para un Mundo Mejor de Alex Pares
Ni juzgar a los demás ni buscar parecernos a ellos
Carta #5 para un Mundo Mejor de Julia Úbeda
Detecta tus detonantes emocionales
Carta #6 para un Mundo Mejor de Álvaro García
Cuidar la naturaleza
Carta #7 para un Mundo Mejor de Emi
La piedra de toque del cambio
La carta 9 corre a cargo de
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Esta es una practica que no caduca y perdura, es cierto que la sabiduría no está en saberlo todo, sino en tener la humildad y la curiosidad de aprender siempre. La vida se enriquece cuando aceptamos que nunca dejamos de ser estudiantes del mundo, el verdadero valor no está en lo que ya sabes, sino en la disposición a seguir aprendiendo.
La foto de Marta con la flor de mburucuyá refleja como resuena con la serenidad y la calma de las propiedades de la planta.
Como siempre disfrute leerles
Un abrazo chicos! <3
Qué bella carta! Desde luego sin apertura y flexibilidad estamos condenados a repetir patrones, a sufrir y a hacer sufrir a otros. Me ha tocado el corazón la humildad con la que transmitís el mensaje.
Gracias, gracias, gracias!!