Cuando la convicción falla
Sobre una "entrevista" que hemos tenido y el encuentro con personas idóneas.
Hemos descubierto que la gente que más nos inspira reúne dos condiciones indispensables: la convicción y la valentía de mirar dentro cuando esa convicción se tambalea.
"Se nota que tenéis claro lo que queréis". "Tenéis una visión muy definida". "Expresáis con mucho entusiasmo vuestras ideas".
Si tan solo supierais…
Cuando dejamos la casa, los trabajos, los gatos… y nos fuimos con la furgo de voluntariado, no teníamos nada claro. Solo sabíamos que queríamos "aprender" y "ver qué había ahí fuera".
No podíamos justificar por qué hacíamos lo que hacíamos. Teníamos una vida acomodada, no estábamos huyendo de un trabajo asfixiante ni de la precariedad. Estábamos felices. Pero algo nos llamaba, y esa llamada no es fácil de explicar a un mundo tan lineal, racional, lógico. Lo que hicimos no era lógico. Intentamos explicarlo en Carta a mis padres al principio del viaje y en Nueve de cada 10 comunidades fallan más recientemente, pero aun así muchos en nuestro entorno cercano no lo entienden. Y entendemos que no lo entiendan.
La llamada no nos es fácil de explicar ni a nosotros mismos. Dentro de nosotros conviven multitud de partes, algunas de ellas con cargas de miedo, inseguridad, baja autoestima. Algunas reproducen patrones que han vivido de pequeñas. Muchas cargan con limitaciones impuestas por la sociedad, creencias de lo que se supone que está bien y a lo que debemos aspirar…
Todas esas cargas pesan. Son como piedras en una mochila que no podemos soltar. Podemos tirar adelante siguiendo la filosofía de "Fake it ‘til you make it" ("Finge hasta que lo logres"), y dar una imagen de convicción que quizá no sentimos, pero la mochila seguirá pesando y cuando el camino se vuelva cuesta arriba, será difícil no abandonar.
Cinco meses después de empezar el viaje, volvimos a Valencia y las circunstancias nos hicieron quedarnos más tiempo del esperado. Decidimos aprovechar para retomar la terapia.
Cada vez tenemos más claro que la vida nos pone siempre en las circunstancias idóneas para nuestro desarrollo. Quedarnos todo este tiempo ha sido un regalo. A Marta le ha permitido acabar su novela (bueno, el borrador casi definitivo) y hemos podido trabajarnos en terapia de pareja. No ha sido fácil, pero era justo lo que necesitábamos.
Estos meses de terapia nos han enseñado que esas cargas, esas piedras pesadas, pueden transformarse en regalos. La mochila deja de pesar y se convierte en el bolsillo de Doraemon, repleto de dones que ni nosotros sabíamos que teníamos.
Uno de esos dones se nos reveló el viernes pasado. Estábamos un poco ansiosos y dándole vueltas a lo que queremos y por qué lo queremos. Necesitábamos sentir la convicción que nos había empujado a iniciar el viaje. Y es que Pilar, la tía de Andreu, llevaba un mes preparando un encuentro para dar a conocer nuestro proyecto a unos amigos en La Vall d'Uixó. Quería reunir a personas involucradas con la agricultura regenerativa, el ecologismo y la espiritualidad. Incluso había convocado al concejal de medio ambiente de La Vall.
¿Dar a conocer nuestro proyecto? ¡Pero si apenas llevamos unos meses! ¿Que has llamado al concejal? ¿Y quiere venir? Dios mío, ¿qué le vamos a decir al concejal?
Al concejal y a todos los demás. Llevamos desde que nos lo dijo pensando qué le íbamos a contar a toda esa gente. En broma lo llamábamos una "entrevista", pero no nos lo tomábamos tan en broma cuando pensábamos en ello. Pensábamos qué nos podrían preguntar. Practicamos un par de veces la batería de preguntas que nos sugirió ChatGPT.
Lo que nos salía era insulso y falto de vida. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué a veces sentíamos convicción y otras veces no? ¿Qué tenían en común esas veces en las que sí nos sentíamos seguros?
El día de antes de la "entrevista", viernes por la tarde en una cafetería de las de toda la vida (café torrefacto, acabados metálicos en los pilares y la barra, señoras mayores comiendo chocolate con churros), nos preguntamos qué clase de vida queríamos vivir. Surgieron los miedos. Los acompañamos tal y como nos había enseñado Mónica, nuestra terapeuta. Y cuando esos miedos dejaron espacio, salieron nuestras partes entusiasmadas, alegres, confiadas. Partes que no se atrevían a salir habitualmente. Eran las partes que sostenían la visión, las partes que habíamos conocido después de mucho meditar, de tomar psicodélicos o de estar con gente afín y en sintonía.
Nos vimos viviendo en el campo, en un lugar bello que habíamos contribuido a construir, cuidando de árboles que nosotros habíamos plantado, trabajando mano a mano con otros en este proyecto común. Conviviendo con esa misma gente (pero cada uno con su intimidad). Recibiendo huéspedes. Cocinando cosas ricas para diez o más con verduras de nuestro huerto. Dedicándole dos o tres horas al ordenador al día, como mucho. Montando fiestas —no, fiestones— y celebrando los logros. Trabajando la madera, la arcilla y otros materiales naturales que dan mucho gustico. Acariciando gatetes. Asistiendo a y dando talleres, aprendiendo cosas nuevas cada día. Bañándonos en nuestra biopiscina. Usando un váter seco de lujo.
El sábado, en la comida-entrevista, nos sentimos llenos de convicción. La incertidumbre se había esfumado, aunque no teníamos los detalles claros (lo de la visión es más un sentimiento que nos guía: no sabemos dónde, con quién ni nada de los pormenores legales). La certeza no viene de conocer los detalles, sino de tener claro el para qué, la visión.
Cuando sostienes la visión, la vida te pone delante oportunidades, y tu intuición y tu discernimiento hacen el resto.
"Se nota que tenéis claro lo que queréis". "Tenéis una visión muy definida". "Expresáis con mucho entusiasmo vuestras ideas".
Nos lo dijeron los asistentes a la charla. Personas maravillosas e inspiradoras que nos aportaron tanto o más que nosotros a ellos y nos ayudaron a encajar otras piezas del puzle, como la importancia de los afectos o el rol de la espiritualidad.
Al final no vino el concejal, lo que nos prueba una vez más que la vida nos pone delante circunstancias idóneas para cada momento vital. Un cargo político con experiencia en agricultura convencional seguramente habría hecho que saltaran nuestras inseguridades, y aún tenemos que viajar y empaparnos más de agricultura regenerativa y de vida en comunidad como para poder transmitir desde la experiencia.
Este finde ha sido intensito. Al día siguiente de la "entrevista" nos encontramos con
, que había venido a Valencia en una visita exprés. A riesgo de repetir un tópico, fue como si nos encontráramos con una amiga de toda la vida.¿Qué podemos decir por aquí que no suene ñoño?
Que nos reímos mucho. Que compartimos los tres nuestras partes haters y su abanico de quejas, algo que solo puedes hacer con gente en la que confías. Que tuvo que soportar a Marta en su intensidad de "necesito pegarme una fiesta" y a Andreu con su fe en poder aparcar la furgoneta en pleno centro. Que nos pareció más alta en persona y nosotros le parecimos a ella más delgaditos. Que nos alegramos un montón de vernos y tocarnos. Que se toma el café con sacarina, aunque sea de especialidad. Que tiene cuatro prendas de ropa, entre ellas ese abrigo blanco que ella dice que está sucio (no lo está) y que lleva hasta para ir a crossfit. Que nos quedamos con ganas de más. Que lo que hace es también regenerativo, aunque ella no le ponga ese nombre, porque la regeneración va también de ayudar a las personas a expresarse y crear.
La vida nos pone circunstancias idóneas para que nos desarrollemos. También nos pone a las personas idóneas.
Esa red que hemos empezado a tejer en La Vall d'Uixó nos ha dado mucha fuerza, y sentimos que podría ser algo importante en el futuro. Además, los 167 picos de La Vall nos tienen enamorados. Donde sea que nos establezcamos tiene que ser entre montañas. Curiosamente, rodeados de montañas es donde nos sentimos más libres, sostenidos entre el cielo y la tierra.
Julia también es una de esas personas idóneas. Una persona con convicción. Y algo aún más importante. Vamos a agregar una tercera cualidad indispensable a las personas que nos inspiran: la autenticidad. Hay muchos gurús que te dicen cómo tener éxito siguiendo sus recetas a cambio de sacrificar tu autenticidad. Ella no hace ese sacrificio, y con su ejemplo hace que otros sean también fieles a sí mismos.
En semana y poco nos ponemos otra vez en marcha. Estamos ansiosos, un poco estresados, con pena por dejar a las personas que amamos aquí y con mucha ilusión. Ya os contaremos cómo empieza el viaje!
Gracias por leernos,
Andreu y Marta





jajajajaj ayyyy me he partido de risa!!! Gracias por sacarme una sonrisa de buena mañana después de una noche extraña. Habéis revelado mis secretos...que tomo el veneno blanco: sacarina y que sólo tengo un abrigo para cualquier tipo de actividad...
Gracias por chicos por formar parte de mi vida. Sobran las palabras, porque si sigo escribiendo, no podría parar. Y por supuesto...hora de "creerse", admirar y confiar todo lo que estáis creando. Gracias también por meterme en el saco de la regeneración, desde luego, aporto mi granito de arena desde donde mejor sé: autoconocimiento, planeación y creatividad.
Os mando un abrazote!!!!!!!
Me encanta la idea del bolsillo de Doraemon!
Ha sido todo un gusto poder disfrutaros estos meses que habéis estado por aquí. Aún así, estoy feliz de que volváis a la aventura, a salir de lo conocido, a aprender un montón y luego compartirlo con todos nosotros. Un abrazo