¿Invasoras? Espera un momento…
Pasando tiempo con las acacias nos damos cuenta de los regalos que traen. El problema es la solución, una vez más.
Última semana en la ecoaldea Spirala, un proyecto regenerativo en la zona de Castelo Branco, Portugal. Nos ponen a cargo de plantar un par de líneas sintrópicas (plantación agroforestal diseñada para regenerar el suelo). Nos agobiamos un poco, pero al menos no entramos en pánico. Aprovechamos al máximo los recursos que tenemos a mano y descubrimos que el invasor puede convertirse en un aliado. ¿Y el resultado? Ni tan mal, aunque habrá que esperar unos meses para ver cómo evolucionas las líneas.
Estamos empezando a cuestionar algunas cosas que antes temíamos o rechazábamos.
Especies invasoras. Agresivas, oportunistas, exóticas, foráneas...
Invasoras. Es una palabra que nos eriza el lomo. Un invasor es alguien que viene a quitarnos lo nuestro, alguien o algo de lo que nos tenemos que defender.
Pero ¿y si esos supuestos invasores no vinieran a quitarnos nada? ¿Y si de alguna manera el sistema los está invitando? ¿Y si trajeran regalos?
Sabemos que es un tema espinoso, sobre todo para las personas que lidian con estas plantas y no tienen recursos para manejarlas, pero creemos que muchos de los problemas que tenemos con especies como las acacias se solucionarían con un cambio de perspectiva.
Hemos estado trabajando con acacias toda la semana. Todo empezó con Marta subiéndose a un olivo, cayéndosele la sierra, bajando entre refunfuños, subiendo trabajosamente otra vez. Cortando, con mucha paciencia, una rama. Llevándosela en carretilla a la futura línea sintrópica. Evaluándola. Algunas buenas ramitas, fáciles de podar, pero casi todo leñoso. ¿Se suponía que teníamos que usar olivos como materia orgánica para cubrir el suelo? Kim, uno de los gestores del proyecto, claramente no había podado, ni mucho menos procesado, muchos olivos. Con una trituradora sería fácil, seguro, pero ¿a mano? Harían falta diez manos con diez buenas tijeras japonesas que no teníamos.
¿Qué otra cosa había por la zona con mucha materia verde y fácil de podar?
Acacias y eucaliptos. Pero sobre todo acacias. Esas temidas invasoras que estaban por todas partes.
Nos planteamos abrir sendas en un par de los bosquecillos de acacias. A la gente le gusta internarse en el bosque, pero sin tener que agacharse demasiado y sin que las ramas bajas les golpeen en la cara al pasar. Un bosque con la manicura bien hecha.
Le dimos esa manicura, creando sendas serpenteantes, podando alrededor de las pequeñas encinas que íbamos encontrando. Podando hacemos que entre la luz y disminuya la dominancia de la acacia, dándole un empujón a las otras especies.
La materia orgánica nos la llevamos a la futura línea sintrópica. Mientras, en la zona sur del proyecto, otros voluntarios cortaban eucaliptos para construir el escenario de MudRe Terra, el festival que va a celebrar Spirala en dos semanas (y en el que no vamos a poder estar, por desgracia). Al terminar de cortar, nos trajeron un par de carretillas con hojas de eucalipto y olor a las friegas que te das cuando estás constipado.
Acacia y eucalipto. Muchas hojas, muy verdes, y ramas blandas que se cortaban con facilidad. Justo lo que necesitábamos para empezar las nuevas líneas.
Las plantas invasoras crecen muy rápido, lo que significa que su madera es blanda y se descompone en poco tiempo. La descomposición rápida ayuda a alimentar al bosque y dejar paso a otras especies que pertenecen a estadios más avanzados de la sucesión ecológica.
Las acacias y otras invasoras no crecen en un robledal o encinar, no invaden el bosque clímax nativo. Crecen en terrenos degradados, ocupando el lugar de pastos y matorrales, que producen poca materia orgánica y se secan en verano. Entre tener unos matorrales de jara, retama y hierbas secas y tener un bosque de acacias, ¡nos quedamos con las acacias! (Aunque mejor un encinar, desde luego).
Acacias bien manejadas, por supuesto. Acacias podadas, debajo de las cuales plantaremos las especies que las sucederán. En unos diez o quince años ya no será un bosque de acacias. Será una mezcla de robles, mirtos, espino blanco, lentisco, granados, algarrobos, madroños… y algunas acacias sueltas, que habrán perdido su dominancia.
Pero esto requiere que el ser humano vuelva a entrar en relación con el bosque. Un bosque de acacias es un medio con poca biodiversidad y con tendencia a estancarse si no intervenimos en él, si no aprovechamos todos los regalos que nos ofrece.
¡Y qué regalos! Montañas de hojas que alimentarán a las bacterias del suelo. Ramas blandas que los hongos devorarán. Troncos para construir duchas, váteres secos, una pagoda de barro y paja, un escenario… O para encender el fuego y compartir comida y canciones.
Todas las especies cumplen una función en el ecosistema, si no no estarían allí. Nacen cuando tienen un papel que cumplir y mueren cuando su propósito se acaba.
Las acacias y los eucaliptos tienen la función de maximizar la fotosíntesis, la energía de la vida, en terrenos degradados (antiguas tierras de cultivo, pastizales sobreexplotados). Igual que esas algas verdes (Cladophora o Spirogyra) de las que hay ahora tantas en los ríos. Salen donde se vierten fertilizantes agrícolas y químicos industriales, y cumplen la función de limpiar el exceso de nitrógeno. A estas algas, igual que a las acacias, las señalamos como el enemigo, la causa del problema, cuando son, en realidad, parte del amplio abanico de soluciones de la naturaleza.
El ser humano también tiene un papel en el ecosistema, el de acelerador de procesos. Observando lo que hace la vida, se alinea con ella y transforma el bosque de acacias en un sistema maduro, abundante, diverso y bello (aunque las acacias ya son bellas por sí solas).
El viernes, último día de nuestra última semana como voluntarios en Spirala, improvisamos dos líneas sintrópicas con lo que había en el vivero: moringas, algarrobos, robles, tabaco, verbena, higos chumbos, habas, pinos…
Nos ayudaron Mai y Claire. Mai con experiencia en la huerta y un poco extrañada de las combinaciones que estábamos haciendo. Claire que no sabía sacar los plantones de los semilleros y le descubrimos que metiendo un palito llegas mucho más lejos que con el dedo.
La mejor parte del trabajo fue ir distribuyendo los montones de materia orgánica. Echando acacia y eucalipto como los Reyes Magos echan caramelos el día de la cabalgata. De la carroza (carretilla) bajábamos montones que íbamos poniendo a un lado y a otro de la línea, haciendo una buena loma que mantendría la humedad y las protegería del viento.
Empujar la carretilla, sacar un manojo, agacharse, soltarlo, darle un par de palmaditas para darle forma. Agradecer a nuestras amigas invasoras. Acordarnos de Miguel en nuestro primer curso de sintrópica: "¿Quién es más rápida, la acacia creciendo o yo cortándola con el machete?"
Necesitamos más que sostenibilidad. Necesitamos darle la vuelta a este proceso de explotación, destrucción, entropía… Y acelerar en la dirección opuesta, hacia la regeneración, creación y sintropía.
Y eso implica cuestionar conceptos como el de plantas invasoras. Plantearnos términos alternativos. ¿Qué tal, "pioneras de la regeneración"?
No, demasiado largo. Bueno, ya se nos ocurrirá algo. Entre tanto, ¡a seguir manejando!
Gracias por leernos,
Andreu y Marta
No he leído el post entero. Viniendo de vosotros, sé que es muy interesante. Por eso os di el like. Sois grandes.
Es por ello, que la gente que más vale, quiere hacerse valer.
Me explico.
Diría que en poco tiempo, habréis hecho vuestro contenido de pago. Cuando la clientela esté asegurada.
Me equivoco???
Ojalá sí.
Si me equivoco y, solo pretendéis iluminar a miles de seres ciegos... Sois Dioses
En ese caso, iré a conoceros en persona. A la gente bonita no me la pierdo. Tenedlo por seguro.
De momento, seguid así, que es un amor leeros
♥️♥️♥️
Qué tema más interesante, y qué bien explicado. Tanto en la carta, como en el vídeo. Me ha encantado. 😊
Por aquí tenemos unos pequeños kalanchoes atigrados que están considerados invasores. Pero a mí me parece una planta increíble. Es indestructible, y se reproduce como los conejos. Se la considera "invasión" porque está creciendo en medio de un pinar mediterráneo, pero a mí me parece normal que se esté extendiendo en una zona que está en proceso de desertificación. Si el entorno se está convirtiendo en un desierto (zona costa de Alicante, en la que el clima subsahariano está desplazando al mediterráneo), es normal que empiecen a instalarse plantas adaptadas al desierto.
La Naturaleza no da puntada sin hilo. 😌
Un abrazote!