Estamos que no cabemos dentro de nosotros mismos. Radiantes, rebosantes, llenos de fuego. Entusiasmados (en todo el sentido etimológico de la palabra: "entusiasmado" viene del griego entheos, "que tiene un dios dentro").
Acabamos de volver de The Gathering of Tribes, el encuentro de las tribus. Un festival que reúne a cientos de personas que ponen todo su talento y pasión trabajando en la regeneración del planeta. No solo a nivel ecológico sino también social, político, financiero, científico, tecnológico, sexual, cultural, legal, espiritual…
Estamos entusiasmados porque nos hemos encontrado con otros quinientos idealistas en acción. Porque nos hemos visto reflejados en cientos de ojos y de sonrisas. Porque la brillantez, la dedicación y la alegría de estas personas son extraordinarias.
The Garden, el lugar donde se celebró, parecía salido de un cuento de hadas. Un bosque frondoso con dos lagos de agua cristalina, castaños centenarios que nos regalaban sus frutos, pequeños altares escondidos entre la maleza y una casa enorme acristalada donde hace años se celebraban banquetes de boda. Toda esa belleza puesta a disposición de artistas y nómadas y ahora también de regeneradores.
¿Y qué hacíamos en el Gathering? ¿De qué iba el evento?
De casi todo lo que os podáis imaginar.
Había charlas sobre modelos de transición, sesiones de networking, clases de yoga, talleres de sensores inteligentes, jams de contact improvisación, una masterclass de venta consciente, clases de diseño de ecoaldeas, masaje ayurvédico, seminarios de la economía del regalo, canto ritual, mapeado sistémico en 4D, estrategias de financiación para la regeneración de ecosistemas…
Una de las charlas que más nos inspiró fue la que dio Sam de Traditional Dream Factory, una comunidad en el sur de Portugal que ha sido la primera en introducir la tokenización en la gobernanza. Poseer un token (moneda digital) de la comunidad te daba acceso a vivir allí un día al año durante toda la vida, y a partir de 30 tokens eras considerado un miembro con derecho a voto. Pero tu capacidad de decisión no dependía solo de la cantidad de tokens que poseías (de tu capital financiero, básicamente), sino también del tiempo que pasabas allí y del trabajo regenerativo que habías hecho en el terreno. Todas las decisiones importantes se comparten digitalmente con los miembros de TDF, que están por todo el mundo, y el voto de cada uno vale más o menos en función de todos los factores anteriores.
También nos encantó la introducción que dio
a las finanzas regenerativas, un campo que se plantea cómo podemos dirigir la riqueza que ya existe en el mundo hacia el movimiento regenerativo, no solo a través de la filantropía, sino también y sobre todo alineando los intereses económicos con los intereses de la naturaleza: cómo podemos hacer la transición de un modelo extractivista y competitivo a uno que genera abundancia a través de la creación y protección de los recursos naturales. Es un campo joven y que tiene más preguntas que respuestas en este momento, pero pudimos ver algunos atisbos de proyectos muy interesantes que combinaban con elegancia la rentabilidad (y el atractivo para inversores) con la regeneración.Después de todo el día asistiendo a charlas y talleres y trabajando juntos, por la noche tocaba fiesta.
Y ya no vamos a volver a ver la fiesta de la misma manera.
Siempre nos ha gustado ir de festivales, pero lo cierto es que había algo que no nos compensaba. Nos gastábamos mucho dinero para pasar hasta ocho horas de pie dándolo todo durante dos, tres o cuatro días seguidos, rodeados de gente desconocida y pagando los excesos en resacas que duraban semanas. La música nos encanta, pero hay algo en el formato festival que no nos convence.
Este no-festival nos ha dado la respuesta. El espíritu de la fiesta es la celebración en comunidad. En un festival moderno no tenemos mucho que celebrar más que el disfrute de la música en sí. Aquí celebrábamos la reunión con personas afines, el trabajo hecho juntos, la posibilidad de ser nosotros mismos en la pista de baile y fuera de ella.
La tribu de regeneradores bailaba cómo no podías creértelo. Nunca habíamos visto a gente expresándose de forma tan auténtica. Sin alcohol ni nada, ¿para qué? Estábamos en confianza y no hacía falta aguantar ocho horas despiertos. Lo máximo que algunos tomaban era una kombucha. “Eh, chavales, me voy a por una kombucha que necesito tener algo en la mano”. (No, en realidad no necesitabas tener nada en la mano, bailabas sin reparos con todo tu cuerpo.) Si queréis pruebas, al final os dejamos unos enlaces a Instagram de la sesión que hizo Andreu, que fue brutal.
¿Y quién era esa gente que estaba en el Gathering? ¿Cómo era la tribu de regeneradores?
La verdad es que tenía un aspecto de lo más diverso. No abundaban las rastas ni la ropa hippie, como en el típico mercadillo medieval o playa ibicenca, aunque algunos detalles los señalaban: una mecha verde, vestidos y camisas de tejidos naturales o una tote bag con un logo ecologista. Personas como nosotros, gente ordinaria que siente la llamada a dedicar su vida a algo más grande que ellos mismos.
Dedicar, que no sacrificar. En otro artículo compartíamos que "la revolución será placentera o no será". Casi todas las personas con las que nos encontramos despedían alegría, vitalidad, una actitud de goce, de disfrutar lo que estaban haciendo.
Claro que su trabajo es difícil, claro que el mundo no está tan implicado como a ellos les gustaría, claro que están sucediendo cosas terribles en Gaza, en Ucrania, justo fuera de nuestra casa e incluso dentro de ella… Pero también están sucediendo pequeños y grandes milagros. Encontrarnos en el Gathering fue uno de ellos.
Creemos que uno de los grandes. Compartir unas mañanas de meditación y canto, un puñado de talleres y unas horas de fiesta puede parecer poca cosa, pero solo porque nuestra mente está acostumbrada a medir y cuantificarlo todo, y si no puede medirse nos creemos que no tiene impacto.
Este impacto es diferente. Es una sensación, una certeza. La certeza de que se puede hacer el trabajo con alegría, de que otro mundo es posible.
De que no estamos solos.
Años después seguiremos recordando a todos los regeneradores con los que nos cruzamos, aunque fuera brevemente.
Recordaremos la manera fanfarrona en que Luca cargaba las ollas más pesadas, puro músculo y puro corazón; la vulnerabilidad de Noah cuando reconoció que tenía miedo de aceptar la oferta de una entrevista que impulsaría su carrera; la pluralidad de voces que matizaban la discusión sobre finanzas regenerativas y John dando espacio para todas ellas; la falda de Julie girando y girando mientras bailaba y sus trenzas ondeando tras ella como una doncella en el día de la cosecha; la manera sosegada en que Sam dirigía el trabajo alrededor del campamento, con un enorme sombrero rosa con forma de champiñón en la cabeza; la amabilidad de Augustus el primer día cuando nos sentíamos perdidos y la pregunta que nos hizo con delicadeza, "¿Qué es lo que te importa?", en vez de "¿A qué te dedicas?"; la voz y la sonrisa de Reacheal cantando "Thank you for all that you do" y cientos de voces uniéndose a la suya para despedir el festival.
Nuestra tribu. Diversa, inteligente, juguetona, práctica, compasiva, desenfada, curiosa, atrevida, amable, tranquila, llena de energía.
No estamos solos. Nunca antes habíamos visto tantos con el mismo sueño, en nuestra misma dirección, en el mismo barco. Después de cuatro días intensos de convivencia y celebración, nos separamos de nuevo, entusiasmados y radiantes. Cada cual a una punta del mundo, pero unido a los demás por un cordón invisible.
The Gathering ha unido algo que la distancia no puede separar. Han pasado más de dos semanas y seguimos sintiendo la conexión de corazón a corazón. Lio, que organiza retiros en ecoaldeas por todo el mundo, se iba a Brasil. Sam, de Traditional Dream Factory, volvía al sur de Portugal a empezar la rehabilitación del edificio residencial. Carlos, con quien nos reencontramos dos años después, vuelve a Casa Algaia en Zaragoza a organizar talleres como el de El Trabajo que Reconecta. Augustus a Noruega, Ned a Escocia, Cris a Amsterdam…
El Gathering of Tribes está inspirado en un cuento escrito por Charles Eisenstein, "A Gathering of the Tribe". No queremos hacerte spoiler del cuento por si decides verlo, pero sí podemos decir esto: si estás leyendo estas palabras, seguramente tú también seas de nuestra tribu. También tú perteneces a los regeneradores.
Esperamos encontrarte en The Gathering 2026. O en otro lugar donde se junten el idealismo y la acción.
Gracias por leernos,
Andreu y Marta
PD: En el vídeo os contamos pequeñas anécdotas como la experiencia de Andreu pinchando delante de gente desnuda. Un par de ecoaldeas más y nos hacemos nudistas nosotros también.
Ah! aquí y aquí los enlaces de la gente dándolo todo en la sesión de Andreu! 🥳🥰
Wow chicos, qué pasada! Ojalá poder ir a alguno de esos encuentros, todo lo que contáis prende fuego por dentro.
Qué gran proyecto, joe, qué fuerte y que guay.
Os seguimos 🌱🍃
"Pero también están sucediendo pequeños y grandes milagros" y "¿Qué es lo que te importa?", en vez de "¿A qué te dedicas?".... Me han hecho tener un momento de respirar lento con asombro. Leerles me ha hecho sumarle una pizca de esperanza a mi corazón, ahora tengo una curiosidad mas, espero poder experimentar en comunidad algo así pronto. Les mando un abrazo, sus palabras me han embellecido el día.